domingo, 10 de abril de 2016

A la capital con los BK2.

Y ahora, después de este emocionante fin de semana, me encuentro sentado en el tren de vuelta a casa, a Gijon. Miro el paisaje a través de la ventana pero mi mente está mucho más allá: entre todos los recuerdos que he acumulado en apenas 48 horas y que estoy seguro de que serán de los más bonitos que tendré en la vida.

Para los que no lo sepan, voy a resumir brevemente de qué trata esta experiencia: cogen a una parte de los 500 becados de toda España (100 en este caso) y nos llevan a un hotel en Madrid. Allí tratan temas como nuestro seguro médico en USA, la vida en ese mismo país etc. Poco más hay que decir sobre este tema ya que seguramente todos los demás becados escribirán sobre el en sus blogs. Yo me quiero ocupar de una parte más personal, más real, más mía. Este fin de semana me ha cambiado aunque pueda parecer mentira. "No es posible cambiar en 2 días" pensareis. Estáis equivocados. Aunque ya llegaremos ahí en otro momento. Vamos a empezar por el principio.

Viernes 8 de Abril de 2016. Me dirijo a las 10 de la mañana a la estación de trenes de Gijón. Mi tren salía a las 11 (no soporto llegar tarde). Estaba impaciente cuando entre en el tren. Había más becados en el tren, pero no en mi vagón, así que simplemente me relajé. Dos becados —Marina y César, o Cesar, sin tilde — vinieron a verme y en unos pocos minutos nos caímos bien. El viaje se pasó rápido.

Llegamos a Madrid y un microbús nos llevó desde la estación de tren hasta el hotel en el que nos alojábamos. Allí nos asignaron un equipo por colores (yo tuve la suerte de estar en el verde) y nos quitaron el móvil. Algunos pensareis que esto es una aberración pero agradezco a la organización del programa que lo haya hecho. Sin el teléfono hemos disfrutado mucho más.

Después llegó la hora de algunas charlas que no me parecen muy relevantes, así que la voy a ahorrar el mal trago.

Creo que es hora de hablar del equipo verde. Un grupo de gente totalmente diferente cuando nos juntaron por primera vez, pero que a medida que nos íbamos conociendo y gracias a la ayuda de Marta y Elena, nuestras monitoras, nos dimos cuenta de que teníamos infinidad de cosas en común. Gracias a todos chicos y chicas, a todos. He creado lazos con todos pero me gustaría mencionar a aquellos que más me han marcado y de los que puedo decir que son mis amigos y que los quiero. Me refiero a Angie y a Álvaro (mis "¡PISHITAS DE ORO!") que me ayudaron a convertirme en "andalú" de corazón. Gracias chicos, muchas gracias. Os quiero. También me refiero a Celia, mi pija favorita, y la mayor conocedora de juegos de toda la ciudad de Madrid y a Ángela (si, otra Ángela) la niña del "¡acho!" y más jaquecas. No se por qué, pero también me habéis marcado. Al resto no los nombro no porque no se lo merezcan, si no porque ellos fueron quienes más cerca estuvieron de mi. A todos, chicos, os quiero.

Y bueno, creo que esto está bien como introducción. Espero que os haya gustado y que leáis el resto del fin de semana en mis próximas entradas.

¡HASTA LA PRÓXIMA!